lunes, 12 de marzo de 2012

Las personas grandes, hacen cosas grandes.


Habíamos elegido vivir entre baldosas, tacones y botellas de vodka. Nos comíamos en cada noche un bocadito del mundo, guardábamos recuerdos, soñábamos tenerlos. Éramos completamente felices con una carcajada, una cámara, un armario compartido o cualquiera de las adivinanzas que nos ofrecía el futuro. Habíamos guardado en nuestra memoria humo y risas, resacas por despertar, y historias para no olvidar. Habíamos sido testigo de cada secreto y confidencia. Decidimos no tomarnos la vida en serio, para tomárnosla en un vaso de mojito. Hablábamos de historias de colchones en el salón de madrugada, de inviernos tristes, y canciones aún mas, de copas sin hielo y comida rápida, de amigos que vienen, se dejan y se van.  Decidíamos muchas cosas sobre la luna y sus deudas, sobre los nuevos amaneceres y las noches en aquella ciudad.
Decidimos pasar más de un momento juntas. 
Decidimos ser amigas.


LA QUIERO A MORIR.

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