Días tristes, felices,
oscuros, pero sobretodo de Revolución.
Momentos geniales, puntuales y esa canción, que de nuevo, sin nada cambia todos los esquemas.
Una situación más gris que
la del cielo o el país. Los ánimos marchitos y la felicidad en esa media
sonrisa que seguía despertando la
controversia de mi universo.
Y es que en las pocas
semanas entre pasillos de una facultad he aprendido muchas cosas, no de
arte, sino de voluntad.
Que el camino, no está
allanado y el trabajo va a ser arduo.
Que el espíritu pide a gritos una canción,
un baile o un cambio
Que conocemos poco y sabemos menos, pero estamos seguros
que hace falta confianza y como decía aquel italiano; es imprescindible ese
poder para imaginar razones ciertas y maravillosas.
Soñar, perder el miedo y
luchar. Lo que quiero y necesitamos, porque de entre todos los que estamos en
alcantarillas, algunos miramos las estrellas. RECUÉRDALO, recuérdame.
Que no quería hablar de
arte, ni revoluciones, quería hablar de esa canción, de la distancia entre tu aun y mi todavía. Pero sobretodo, quería hablar
de orgullo, quizás el que falta o el igual el que sobra. TODO, tan relativo como la ilusión.